Pero dime po, hueón. Dime. ¿Querís que te pegue de nuevo? Ya, suéltala. Dime qué te pasa. O te saco las palabras a palos. ¿Qué? ¿No te gustó? Pero si es perfecta, hueón. Te la vendí re barata. Aparte que una así no la vay a encontrar ni en el persa ni en ningún mercado negro. Anda a comprarle muñecas holandesas a tus otros amigos poh. A esos que no estan ni ahí con la originalidad ni con el producto traído directamente de Europa. Ya, me harté. O hablai, o te mato.
Está bien. Eh, no sé. Me cuesta mucho. Siempre me ha costado decidir. Y me arrepiento, en serio. Pero no sé, creo que de repente es falsa tu muñeca. Yo quiero una verdadera poh. A dónde la viste que me la vendiste barata, si me gasté cualquier plata. Pero me da lo mismo eso. Yo me gastaría el sueldo de mis viejos también, si es necesario. Tú muñeca me gusta, todo este tiempo la he disfrutado demasiado. Me quedo con mi hermano horas enteras mirándola en la pieza. Es hermosa, pero como te digo, aveces la encuentro falsa. Me mira de reojo y al otro segundo no sé en lo que está pensando. Como dijo Vicentico: yo a ella no le creía nada, cómo ella va a creer en mí. Al final creo que eso es lo que pasa. Me pasan cosas raras con tu muñeca holandesa. Aparte que esos vestiditos ya están pasados de moda. Qué es eso de andar de medieva, con zapatitos de charol y sombrillas.
Pero sí, te la compro. Igual me quedo pensando en ella por las noches. Igual me pregunto qué coleccionista se la va a llevar ahora. Porque yo no quiero dos, ni tres, ni cien. Yo quiero una. Una que se quede pensando en mí por la noche. Quizás no la puedo ver bien. Y me la perdí. Pero te la compro igual, quién sabe. En una de esas todavía me guiña el ojo y se acuerda de mí.
1 opinan:
Está dificil lo de la muñeca, la cosa es que al final igual la compró, por las dudas...
un abrazo.
Fernando
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