Sabes tú que realmente calaste hondo.
Sabes que cada minuto en que te vuelvo a oir sigues volviendo pronto.
También sabes que disfruto insultándote.
Hiriendo al hueso, sonriéndole al alma.
Destrozando lo trivial, llegando a lo profundo.
Quiero que también sepas cuando me distraes.
La forma en que desapareces y apareces no es normal. Para nada.
Ahora olvídate de todo esto y vuélveme a escuchar.
10 de mayo de 2007
La jalea
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