22 de junio de 2007

Carrera finalizada

Noviembre 2006. Udp
Está comprobado que el deporte libera tensiones. La ciudad de Santiago se revolucionó una vez más con el evento deportivo organizado por Nike y Paulina llevaba semanas con los nervios de punta y días enteros sin comer, el examen de grado se acercaba. Desconcertada, ansiosa y cansada de tanto estudiar, la futura psicóloga no dudó al escuchar las palabras de su madre a días de la gran prueba. “¡Corre Pauli, corre!”.

El calor en vísperas del verano hace aún más pesadas las tardes de estudio de Paulina Herrera. Después de cinco largos años estudiando psicología en la Universidad Central, el examen de grado oral se fijo para el lunes 13 de noviembre del 2006. Ni siquiera todos sus conocimientos sobre el control de la mente, o la relajación ante adversidades, pudieron abatir la angustia constante que sufría la Pauli, como la llaman sus cercanos. La inminente llegada del día en cuestión había provocado todo un desorden en la rutina de Herrera. Las comidas pasaron a un segundo plano, sus amigos dejaron de verla durante varias semanas y lo único que tenía en mente era repasar las materias que aún sentía débiles. La familia se comenzó a preocupar.

A una semana del suceso, Estela, madre de Paulina, llegó una tarde a la pieza de su hija con un paquete entre manos. Una polera amarilla salió despampanante desde el envoltorio más una extraña “ficha digital” como la llamaba la señora Estela.
Herrera, de 24 años, era una corredora más del Nike 10K a realizarse en Santiago un día antes del día fatídico. La idea chocó un poco en la mente de la Pauli, participar de una maratón de diez kilómetros nunca estuvo dentro de sus planes, menos con el examen de grado en su cabeza. Paulina iba a competir contra sí misma.

La mañana siguiente encontró a Herrera trotando por las cercanías de su casa ubicada en la comuna de La Reina. La delgada morena no podía recordar cuando fue la última vez que sudó por alguna actividad física, ni tampoco cuando corrió más allá de la distancia que había entre su habitación y el teléfono. Paulina se detuvo a recuperar el aliento y suspiró dos veces mirando al cielo. “Me sentí viva nuevamente”.

Un nublado día fue el escenario de la corrida simultánea que realizó la marca Norteamericana Nike en distintas ciudades de Sudamérica. A las 9 de la mañana en punto se encontraba Herrera con una sonrisa confiada en Av. Bicentenario con Alonso de Córdova, comuna de Vitacura. Se dio la largada inicial y Paulina estaba motivada, realmente no sabía que ritmo debía llevar en una competencia de esta índole, ni tampoco la adecuada respiración que le recomendarían más tarde. Ni siquiera un cronómetro acompañó a la estudiante, simplemente estuvieron las ganas y su afán de hacer algo distinto a lo que venía haciendo durante meses.

Caras de famosos, bailarinas en tarimas y hasta caídas inesperadas fueron algunas de las cosas que vivió Paulina en su trayecto. El aire helado la mantenía firme y vigorosa mientras un centenar de corredores la superaban a su lado. Cuando su chip electrónico marcó 57 minutos, Herrera cruzó la meta, lo cual le significaba un triunfo y un empujón anímico para lo que se venía al siguiente día. “Llegué, me comí un chocolate y fui feliz”, cuenta Herrera mientras observa su título de Psicóloga en la mesa de arrimo.

 
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