Por quererte tanto

En qué fiesta de mierda me he metido. El living tiene dos sofás acolchados, mi sonrisa lenta es mi escudo para entrar. De una asumo que hay unas treinta personas en la casa, en total, son como diez parejas que bailan de lo lindo. Mucho beso, mucha mano, súper rico. De repente me quedo pegado mirando a un huevón que no veía desde la escuela de pilotos. Andaba con su mina del brazo y cada cinco segundos le agarraba el poto. Hola conchetumadre, cómo has estado, qué sobrio que andas. Quien te vio, viejo jaja, me dijo. Le vuelvo a sonreir y me doy vuelta. Después me quedé mirando a otra pareja -sí, boyerista y qué- cuando iban subiendo por las escaleras. Agarré un vaso de Ron para hacer la para' del curao' y subí detrás de ellos. No conocía a ni uno de los dos, ni un problema. Cada peldaño se hace más oscuro. Paf!(de cara al piso). Me tropecé con el brazo de un caído y me saqué la chucha. Mi vaso de ron estaba muy vacío y para mi mayor sorpresa la pareja estaba besándose enyegüesidamente en el pasillo, todas las piezas ocupadas. Desde el suelo me hice el noqueado, aunque realmente tenía el mentón pa' la cagá, y miré la escena. El tipo no le soltaba la cintura, la apretaba firmemente, los besos casi que eran de metal. De un momento a otro, la loquita se dio vuelta y se sacó la bombacha, como dicen. Sí, lo estaban haciendo ahí mismo, a vista y paciencia de este servidor. Cual de los dos más borracho, ni se dieron cuenta que habíamos unas tres personas en el pasillo, mejor dicho en el piso. De repente el huevón le empieza a agarrar la cara, estaban extasiados. El ancho del pasillo quedaba perfecto para la escena, el hombre tenía nuca y espalda unida a una pared, mientras que la muchacha tenía sus dos palmas pegadas a la otra pared. Yo ni quería pensar en eso. Me levanté de un suácate y bajé corriendo a la cocina mientras la parejita agarraba a garabatos a este pervertido de segunda. Ahí estaban mis chicos, borrachos, claramente. ¿Vamos? Vamos, dije. Con un as en la boca seguía pensando en la fiesta. Mejor me voy a un descanso.

"Ayayayai, me convertiste en santo. Yo no sé qué hacer conmigo,
mejor me voy a un descanso."

Chico Trujillo.