2 de abril de 2008

Niño nada

El pequeño de ocho años entró a la sala y se sentó en el primer puesto. Sin conocer a nadie, tiro dos lápices al piso. Uno era original, era bacán, de esos que viene el nombre grabado. El otro era de un instituto tres cuadras arriba. Al rato pasó un niño y recogió el lapiz grabado. Lo miró, miró para todas partes, escribió en un papel una canción y se lo guardó en el bolsillo a vista de su propio dueño. Después de un rato llegó otro muchacho de azul. Miró al pequeño y bajó la vista. Encontró el segundo lápiz y lo recogió un poco asustado. Leyó el nombre del instituto, sonrió y se fue a sentar con el lápiz en la mano. Después, el profesor leyó la lista del curso. "Diego Ortiz, presente". Sonó el timbre y los dos niños se acercaron al primer puesto. El primero le dejó el lápiz en la mesa diciendo "Toma, es tuyo, dice Diego". El segundo le entregó un papel con una canción que estaba escrita en dos colores. Diego supo que serían sus amigos hasta que la vida quisiera.

 
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